miércoles, febrero 13, 2008

MUERTE DE LA ÚLTIMA MARIPOSA

Chiquito:

Dos días triste. Eso es mucho tiempo. Las cosas marchan bien, salvo que estoy cansada. Entenderás que la vida no está fácil y que el tiempo corre a velocidades increíbles. Eso era lo bueno de ser pequeña, que el tiempo corría suavemente y que podías dormir, incluso, 12 horas seguidas. Ésta carta es triste, es la segunda y es la última. Hoy la maté y podrías, si quieres, y sería feliz si quisieras, condenarme a pena de muerte porque estripé cruelmente, y dolorosamente, la última mariposa de mi estómago. Debería, mejor, condenarte a pena de muerte porque por tí, estripé cruelmente, y dolorosamente, la última mariposa de mi estómago.

Esa es la tristeza y la acabó de descubrir. La indiferencia hace daño y tu indiferencia, sobre todo, me hace dañísimo. No creas, no es fácil eso de apretar el gatillo cuando no quieres. La muerte nunca será fácil, e incluso, mientras dura el velorio, que durará varios días, muchísimos días, seguirá doliendo. Entonces no significa que siga la tristeza. Significa saberte olvido, a secas, y eso duele, a secas también.

Yo hubiera querido las cosas distintas. Sí. Un poco más a mi favor. Está bien. Tú ganas, mejor, pierdes, diría yo. Yo pierdo, también, porque una cosa es hablar mucho, como suelo hablar, y otra muy distinta, quedarme en silencio porque frente a tí, las palabras importantes se esconden. Valiente gracia eso del amor si no eres capaz de hablar cuando tienes que hablar. Ahora no sé si el silencio pudo decirte algo, y si te lo dijo y te hiciste el bobazo, o si no te lo dijo y no te has hecho nada, y no te has dado cuenta, que sería más cruel.

Ahora, qué decirte, que si quieres, puedes acompañarme al velorio. No tienes que venir de negro, el dolor no es tan difícil, es más dura la soledad, pero sobre todo, ese montón de historias inventadas que tiene mi cabeza sobre tí. La memoria, por desgracia, no tiene suprimir. Puedes venir y hacerte al ladito.

Chiquito bonito, es triste, lo sé. Estoy cansada de esto y de mucho más, y de que sea un círculo vicioso lo de mi corazón. Ya lo he regañado, si es que intentas decirlo, pero no entiende. Parece sordo, como la dueña, cuando no le conviene. Pese a todo, esta tristeza de los últimos dos días, que tiene tu nombre al principio de la lista, ha de tener un extrañísimo punto y final.

_Tengo ganas de llorar, pero no por tí, más que causa, puedes ser efecto.

Me enfurece mi cobardía, pero sobretodo, que no hayas mirado. Yo quería un cuento hiperromántico, porque estúpidamente, soy romántica por naturaleza, aunque no se me note. Entíendase por romántico dos palabras y una piedra que cojes en el camino hacia mi casa. No era tu estilo y es todo. Mato la última mariposa, miro para otro lado, y es todo. Es nada, al fin y al cabo.

Déjame decirte que te regalo todos mis cuentos acerca de tí. Puede que en los próximos días haya rezagos. Las cenizas se demoran. El estómago no tiene viento que se las lleve. No suficiente. Así que he de decirte, que hoy se fue la última mariposa, que hoy te fuiste, eso espero -el corazón puede ser paciente y llevado de su parecer-, pero que te quede claro, que fuiste tú y no yo, y que mis mariposas son como el ave fénix.

Otro abrazo que te cobije y un beso que te olvide,

C.F

3 comentarios:

Laura Lu dijo...

Ouch ouch ouch ouch... Ouch Ouch. Si ha de haber una persona que sienta (o mejor que sintió) algo muy muy similar a lo que escribes, esa soy yo... Cada vez que te leo, no se por qué salen lagrimas de mis ojos, si se supone que eso ya lo superé. Lo siento igual que tu... Odio cuando le asesinan a uno las mariposas.
Te quiero un montón y por favor sigue escribiendo... Gracias a ti mis sentimientos no se quedan estancados.

Anónimo dijo...

mariposa, alguna vez te arrastraste, mariposa.
sabes lo que es arrastrarse y no perteneces al paraíso.
eres el pecado y lo disfrutas, y luego te arrepientes, por q eres el pecado.
ya conoces la muerte casi tan bien como tu cuerpo, ya sabes como hay q tratarla y con q se le qita la agriera.
no te vuelvas con lagrimas, por q ese hollaje te tiene al borde del acantilado por el q siempre preguntaste cuando pasabas cerca al mar.
mejor preguntale a esas plantas q crecen de las rocas, y aunq no te alcance para jugar, haz un mal chiste y riete para no llorar.

Catalina Arroyave. dijo...

Moni, me gustó mucho mucho esta entrada. Cinco estrellas.