martes, agosto 28, 2007

POR TODA LA MITAD

La mujer caminó hasta la esquina debajo de un montón de árboles a lado y lado de la calle. Contó cada paso, hasta el cien, hasta la esquina. La sombra dejó el rastro, sin sonreir, sin miradas de reojo. No hubo nada atrás. Ni compañía, ni los ojos del gato de la señora de la esquina, de la viejita de noventa y nueve, de la viejita arrugada que tiene un gato negro, muy negro, que sale todas las noches y recorre cada casa, y maulla cada casa. El gato no salió ese día. No ese, ni el siguiente. No hubo ni luz, ni luna, ni eclipse, ni nada. Sólo una mujer de la casa de enfrente de la viejita de noventa y nueve.

La mujer caminó hasta la esquina, dobló a la izquierda, atrás dejó un olor suave y taciturno, y una calle vacía, sin vieja, sin gato, incluso sin mujer.

DE VERDE

Dicen que porque las palabras son tristes, estoy triste, y se equivocan. No siempre la tristeza está disfrazada de palabras. A veces sólo son palabras. Hablan de mi vida taciturna, oscura y melancólica. Yo diría que sólo son palabras, y que las palabras, a veces, sólo son palabras. Me quedó con la melancolía, porque es cuando puedo sentir el corazón latiendo al ritmo que me da la gana. Es todo. Ni siquiera mi vida es tan triste como la escribo, ni tan oscura como la escribo, ni tan melancólica como la invento. Las palabras son un invento de realidad, es más, con un extracto de realidad. Sólo un extracto. Sólo el pedazo de tristeza que necesito para el disfraz. Sólo ese pedacito, sólo ese, por un amor, a veces absurdo, de querer disfrutar la tristeza, de amar la tristeza, de creer, a veces absurdísimamente, que la tristeza llega más fácil que cualquier otra cosa. Sí, es para hacerlo más fácil. Todos lloramos más fácil con cosas tristes, que con cosas felices, aunque acabo de recordar que las palabras son palabras, y que Mónica y feliz son palabras como cualquiera, incluso como muerte, como tristeza, como Camila. En fin. Mi vida no es tan negra como la pinto, como la pintan, como la creen. La tristeza me gusta, es todo. La tristeza la siento casi siempre por costumbre. Hay dolores que producen placer. Es un masoquismo placentero. A veces. Pese a todo, hay tristezas no obligadas, y es justo, y esas duelen más que cualquiera, y quiebran cada rincón del pedazo de corazón que tengo, y duelen más de las que escribo, porque son más que palabras, más que cualquier palabra, mas que una palabra cualquiera. Así que para hacerme la vida más fácil, he de creer que es inventada, y que puede disfrazarse. Se puede seguir sonriendo en medio de la lluvia.

Camila tiene una vida verde, verdesísima, o morada, si quieren.

viernes, agosto 24, 2007

SÓLOYO

A DUO CON PEÑA

Sólo yo. Solo. Solamente yo. Pero también yo, y yo y e-yos. Soledad en todo caso. Y mientras más solo, más sólo yo y más yo con yo. Yo con cabezas de diablo. No sólo cabezas de diablo, también yo, solo. Mi amigo Solo es yo, sólo yo. En cambio mi hermano Sóloyo, quizá por su vanidad, cree que es más yo que yo: ¿Quién lo creyera?

Sólo yo lo creo. Nadie más. Los muchos yo, y e-yos se mantienen al margen cuando sólo tengo cuatro paredes para vivir. Sólo cuatro, y un hombre solo metido en una cama sin patas, sin cobija, es más, sin cama. Las paredes están blancas, lánguidas, acompañadas sólo por un marca de soledad, de ese hombre solo, del recuerdo de ese hombre vanidoso que mantiene sus ojos sólo en un hombre solo, que aspira un yo en medio de yo y yo y e-yos, de todos e-yos, de esos e-yos perdidos. Está sólo él, solo, él sólo, solo, solísimo.

— Tú. Míyo. ¿Me oyes?
— …
— Y tú, Sóloyo. ¿Estás ahí?
—…
—Solo. ¿Tú? ¿Tampoco?
— …
—Sólo estoy yo, solo. Mi yo. ¿No me estarán tomando el pelo?
—…
—Estoy comenzando a asustarme. Sóloyo. Míyo. Solo. Yo. ¿Están ahí?
—No, están solo e-yos.
—Tambien estoy yo.
—Por eso.
—Tienes razón.
—Eso si que no; Razón si no está.
—¿Y e-yos?
—Aqhí están todos: Sóloyo, Míyo, Solo y Yo. Los demás estan dormidos.
—Gracias a Dios.

Muy dormidos. Sólo ellos podrían desquitarse, desquiciarse, des-amarme. Sólo ellos podrían cambiar un poco de este hombre solo, de éste yo con yo y con e-yos. Somos sólo los que estamos, por fortuna, y no se necesita más. La locura está hecha. La confusión está hecha. La muerte está casi lista, pero no está, no aún. Sólo somos nosotros, un hombre solo, y un montón de e-yos con nombre, con hombre, con todo. Sóloyo, Míyo y Yo. Es suficiente. Las paredes tampoco están, sólo de vez en cuando, cuando el hombre solo, y su yo y yo, así lo dicen.

Ustedes comprenderán. Yo no tengo ninguna responsabilidad de lo que pasa aquí adentro. Ustedes lo ven, eso se nota; ora en un yo que se abre a la literatura ora un imbécil, pero nunca sólo yo. No faltaba más. Múltiple, heterodoxo, intrínseco, verbo: yo. La cosa, que es otra cosa, el yo que es yo. En fin, me llamo Yotro, no me confundan con la gentuza.

Así es, sólo así. No miren a ningún lugar, ni piensen más. Es así y punto. No más. Las cosas pasan y e-yos las hacen, y yo sólo, solo, pongo mi cara al mundo, para que ustedes, ellos, tengan algo que hablar. No me confundan. La gentuza es la gentuza, allá ella y su soledad y sus cosas, y su gentuza, al fin y al cabo. Yo soy Yotro, y muchos, y sólo yo, y yo solo. Así que no hay nada que decir. Es así. Punto final. Y recomienzo. Yo, otra vez, haciendo de yo, o de Míyo. «¿Están ahí?». Tic: yo. Tac: Yotro. «¿Dónde se han metido?». Tic: Míyo. Tac: … «¡Salgan!». «Me asusto». Tic: … Tac:…Punto. Y recomienzo: yo…

lunes, agosto 20, 2007

DERRETIDOS

Todo fue rápido, rapidísimo. Una llamada. Una sola. Dos horas de espera, dos, no más. El estómago vacío, vaciísimo, y un cuerpo solitario y desesperado de amor. Se miraron ojo tras ojo, y un beso cierra el último renglón de ese cuento, y no la palabra fin, como suele ser costumbre. El tiempo ha dicho que es un ciclo constante de desapariciones y apariciones, de amoríos y desamoríos, e incluso de odios, mucho odio. Ahora empieza el undécimo principio, y como suele ser costumbre, se besan como si fuera la primera vez, en ese balcón impasible donde el viento acompaña cada uno de los movimientos de las manos, incluso debajo de su camisa. Es el primer beso, y será el último beso, y será todo y nada, e incluso nadísima. El estómago está vacío y hay unas imprecisas ganas de comer.

Ese día llovío como nunca. El cielo sonó como nunca. Tomó fotos como nunca. Se acercó a la ventana. Hubiese preferido llorar toda la noche y no derretirse en medio de su calor.

miércoles, agosto 15, 2007

CON LA VIDA MOJADA

La lluvia cae afuera, detrás de mi ventana, mientras el sonido perturba, gota tras gota, el pedazo de vida que me queda. Afuera hay miles de personas sintiendo la lluvia, muriendo la lluvia. Afuera hay miles de hombres y mujeres perdiendo sus casas, sus camas, sus hijos, su gente. Afuera hay miles de hombres y mujeres con los zapatos mojados, con la bota del pantalón mojada, con la vida mojada. Yo, mientras tanto, tengo una cobija encima, un poco de música para mezclar con las gotas y su sonido, y no dejo de sentir culpa, y tristeza, y miedo, y un revoltijo de cosas que me entristecen. Siento culpa, porque pese a reconocer que esos miles existen, no me interesan lo suficiente. A veces el mundo es tan injusto, que los muertos sólo interesan, si son nuestros muertos. Eso duele, si lo piensas. Igual, no has de moverte de tu cama, ni he de moverme de mi cama. Los dolores se miden con uno mismo, no con los demás. Mañana será otro día, y otro pensamiento ha de venir, y otra culpa ha de venir. Mi vida no está mojada, y la lluvia... la lluvia sólo perturba mi sueño, y toca mi ventana, es más, me acostumbro, como si fuese parte de la canción, es más, amo esa lluvia, la amo más que cualquier recuerdo que llega con cada una de sus gotas.

Ese muerto, que creí enterrado hace más de una noche, trajo una sombra sobre mi pared. Algo dijo, aún cuando permanecí en silencio, cuando me quede estupefacta, sin oír, sin hacer nada. Quería que lo siguiera, y tal vez lo hubiese seguido, si su muerte no hubiese sido tan placentera para mí, tan dolorosamente placentera, y tal vez lo hubiese seguido, si desde su muerte, no hubiese entendido que los muertos no se siguen, ni por equivocación. Ahora hay un vacío que confunde, que hiere, un vacío silencioso, como todo, como fue todo, como recuerdo todo. Es un vacío extraño, ineludible. Es como si hubiese pasado la prueba, pero tuviese que atarme a la pata de la cama, para no devolverme por el mismo camino, dejar todo atrás, y seguirlo con los ojos cerrados, hasta que le de la gana de irse de nuevo, de morir de nuevo, de dejarme de nuevo. La cuerda con que me ato a la cama, hiere, pero me lastima lo suficiente, tanto para recordar que es mejor estar ahí, que allá.

La lluvia cae detrás de mi ventana. Yo mientras tanto, pienso en un muerto. Creo que mi vida, también, y a mi manera, anda un poco mojada.

martes, agosto 14, 2007

UNA MARIPOSA

Ella va y viene y revolotea, por unos cuantos minutos, mientras me pone una carita indiscutible, a manera de secreto, que solo ambos entendemos. Es raro. Tengo que estar en silencio, en absoluto silencio, mientras mis palabras quieren estallar en medio de todo, y gritar, si es posible. Ahora sí que las mariposas están secuestradas. Pese a que no duele, es una sensación extrañamente indiscutible, que no quisiera, que preferiría obviar. En medio de todo, está él, un muro que coexiste, mientras el número mágico vuelve hacer de las suyas. Tres, y sobra uno, para lástima mía, o nuestra, o de nadie, sobra uno.

Ella va y viene y revolotea, por muchos minutos, por unos cuantos días, y tendrá que seguir yendo y viniendo, en silencio, por unos indefinibles días, incluso sin saber si el camino tiene final, y un final feliz. Feliz es una palabra como cualquiera, diría david. Feliz es una palabra por costumbre de los finales, diría Mónica. Feliz es lo que quiere Camila con su final, para que le entiendan.

sábado, agosto 11, 2007

IRREMEDIABLE

Es una tristeza irremediable, una soledad irremediable. He tratado de cambiar cosas que no quiero, que no quise, que ya hice, pero es tarde, demasiado tarde. El borrador no es suficiente. Desaparece la parte de arriba, sólo la de arriba. Abajo las cosas siguen igual, clavadas, marcadísimas. Nada que hacer. El tiempo ha sido largo, estruendosamente largo. Es raro, rarísimo. Tengo que quedarme callada, y esperar, el tiempo tendrá que arreglarlo, algún día. Mientras tanto, es una tristeza irremediable, una soledad irremediable. Un dolor irremediable.

viernes, agosto 10, 2007

POEMA SOLITARIO

Esta soledad irremediable.
Uso mis cobijas
Como escondite.
Uso la almohada
Como secreto.
Luego te pienso,
Y estás ahí,
Con un poco de tu seriedad,
De tu silencio,
De tu sarcasmo.
Te invento,
Un poco a mi estilo.
Las mariposas revolotean.
Quiero abrazarte. Tocar tu pelo,
Que está parado, que está lejos de mis dedos.
Sigues ahí. Sigo ahí.
En silencio.
Sonrío, es todo,
Mientras tanto,
El helado de corazón se derrite.

martes, agosto 07, 2007

LAS HORAS

Los minutos palpitan uno por uno en mi cabeza. Todo pasa tan rápido, se acerca tan rápido, seré un muerto tan rápido. Lo que he hecho va pasando por mi cabeza una y otra vez, dos y una más. Los recuerdos. Las tristezas. Las sonrisas. Extraño todo eso, y más. Nada de eso, y menos. Los ojos me arden, están cansados. Mis manos escriben, están cansadas. La vida sigue, está cansada. Es monótona. Incluso yo, sigo siendo la misma. No he podido abandonarme, ni siquiera por una milésima de segundo, aunque no soy la misma, aunque no soy nadie, aunque no soy nada. Respiro hondo. No es nada. Las horas pasan una tras otra y yo las sigo, aunque ellas tienen una pared infinita, y yo tengo una pared, que se acerca, aunque tenga veinte, aunque no conozca el día, ni la hora, ni nada. Puede ser mañana, o en quince, pero vendrá. He enterrado a muchos, mejor, a unos cuántos. No duelen. Ya no. Muchos me han enterrado. No duele. Ya no. Estoy vacía, sola. Duele. Todavía.

Las horas pasan, una tras otra. Yo paso, una tras una.

lunes, agosto 06, 2007

ÉL - PASADO.

Porque el pasado ya pasó, sin darme cuenta, sin saber nada, sin saberlo. Posiblemente fue el fantasma, que se hizo real, y que fue distinto al fantasma inventado durante tantos años, alimentado durante tantos años, querido durante tantos años. Entonces el pasado fue posible y real, y se fue yendo, sin avisar, sin darme cuenta, sin saberlo. Ahora llega él y llegó yo. Ahora no está él, ni estoy yo. Ahora no sé nada de él, ni de mí. Ahora existe otro, y estoy otra.

El pasado es y será tanto como nos de la gana inventarlo, tanto como nos de la gana de tenerlo ahí.

domingo, agosto 05, 2007

...

Es odio, y lo sé. Sólo que trato de ocultarlo en medio de nieblas, de soledades, y de recuerdos que se fueron. Es odio, y lo sé, pese a todo, pese a las palabras, pese a lo que trate de hacer. Es odio, y lo sé, porque todavía cuando le pienso, hay un retorcijon estrepitoso, y doloroso, que le atrapa, que le mata, incluso, que tiene ganas de pegarle en la cara. Es odio, aunque trate de no mirarle, de no pensarle, de olvidarle. El odio es odio, y está inscrustado por mucho tiempo.