domingo, junio 08, 2008

DE TRASTEO...

Señores, debo decirles, sin pesar, que me voy por un tiempo, y espero mucho tiempo, para otra dirección. Los papeles que ponen en las puertas suelen decir, NOS TRALASDAMOS DOS CUADRAS MÁS ALLÁ. Yo tendré que decir, ME TRASLADO UNAS CUANTAS, MUCHÍSIMAS PALABRAS, MÁS ALLÁ. Hasta cuando, no podría decirlo, ojalá GOOD LUCK decida que la gente se sienta a gusto y le guste y se mantenga. En fin, suelo hablar mucho. Este no lo voy a cerrar, menos por la cajita, y porque a veces habrá que publicar cosas que allá no funcionarían o no me sentiría a gusto. Señores, de ahora en adelante, a Camila la encuentran en el blog de El Colombiano. Los espero por allá con más o igual frecuencia que venían por acá.



www.ecbloguer.com/camilaavril

Se les quiere altamente...

Camila.

sábado, mayo 24, 2008

¿Dónde está el gatito?

El gatito puede estar en cualquier parte. ¿Buscaste debajo de la almohada? No estaba. ¿Y en la sala? Tampoco. El gatito puede estar tomando leche. No, no hay leche. ¿Por qué no compras leche? Está muy lejos la tienda. ¿Dónde lo viste la última vez? Estaba contigo, muy cerca de dónde quisiera estar yo.

.....

No hay musa inspiradora. No aparece ni una minúscula parte en la cabeza, o si aparece, no inspira.

Difícil cuando se quiere escribir y no se puede.

domingo, mayo 18, 2008

ENOJO

No entiendes nada, qué vas a entender, Mónica. Últimamente no sabes ni dónde estás parada. Pareces un zombie que va de una lado para otro y haces miles de cosas, incluso llorar. Todo me lo pasas a mí, como si en lugar de un yo fuese algo así como una caneca de basura recicladora. Y no, Mónica, de basurero no tengo ni un céntimo. Parece que se te olvida, que sólo soy una partitura de tí, es decir, que en efecto, aunque me pases las cosas, no significa necesariamente que se te borren del todo. Siguen ahí, porque no lo puedo controlar todo. Hay cosas que necesitan su duelo.

Sé que ambas compartimos un delirio por el suicidio. ¿Crees que aunque lo piensas mucho no sé que eres lo suficientemente cobarde para hacerlo? Sé además que no eres ni siquiera capaz de suicidar el alma de vez en cuando para que quede en blanco y vuelvas a empezar. Yo no soy parte del suicidio Mónica. Yo casi que me suicido a diario y no me puedo llevar todo lo que consideras basura. Así que tendrás que buscar otra manera, más humana incluso, de que todos tus olvidos, todas tus rabias y todo lo demás, se borren de una vez y para siempre. No soy yo el camino. Yo te puedo servir para empezar el duelo, no para lo demás. En ese caso estás sola. Yo tengo mis propios inventos.

Sé además que te quieres ir, que tienes ganas de abandonarte y de abandonarlos. ¿Crees que no me doy cuenta que estás cansada? Pareces una máquina, Mónica, e incluso lloras inercialmente. Ahora funcionas por el olor, por el pasado, por lo que fuiste. Estás cansada y tu cabeza no quiere más que olvidarse del mundo, hacer edificios y ponerse en blanco, y no puedes, Mónica, por eso el choque, por eso el hecho de llevar escribiendo sobre lo mismo tantos días. Yo también necesito cambiar de tema. Y me cansó de tí.

Me puedo ir, Mónica, y existir sola. No, no puedo. Tienes el cuerpo.

Tendrás que mirar que hacer. Váyase entonces, y entre más cerca de la cochinchina esté, mucho mejor. Deje a un lado todo lo que le hace daño, a él, a ella, y a usted misma.

sábado, mayo 17, 2008

,,,

Ahora sos una mezcla imperfecta y no funcional.

...

Haces todo por inercia, por el olor del pasado.

¿Por qué no vuelves?
-

El cuerpo no puede solo.

BARRIENDO UNA VEZ MÁS.

Cada vez promete no volver a escribirle, porque este blog parece que no tuviese otra cosa que su nombre, su cuerpo y su, todo, incluso. Es dificil. Parece que Camila no barrió bien. Vuelve y piensa. Sólo polvo, no más, deja ya de pensar tonterías, idiotecez, de guardar esperanzas. De hecho, no hay nadie que las guarde, la última mariposa murió, y cruelmente. Así que no sé que vas hacer, pero cerrar el cajón y hacerte la loca, que sería lo ideal.

.Preguntas tontas.

-¿Cómo dejar de pensarle?
-
-¿Por qué no te gusta?
-
-¿Por qué le gustas tanto?
-
-¿Por qué te piensa tanto?
-
-¿Por qué no le quieres un poco?
-
-¿Por qué no le besas y no más?
-
-¿Por qué no te largas de su mente de una vez y para nunca?

Ha de irse, verás. Ya barrió por tercera vez.

lunes, mayo 12, 2008

NORMALIDAD AMISTOSA

Escuché como sus alas se fueron rompiendo, casi como cuando se rompe el parabrisas de un carro que tiene película de seguridad. El sonido se va yendo y va lento, el pedazo anterior le da permiso al que sigue para sonar. Se escucha despacio, a la vez. Se escucha el dolor, pausado, agónico, quebrantable. Se van las alas. Lo demás entra en disolución, no, se quema por completo hasta reducirse a cenizas, como el ave fénix. En realidad tiene el don del ave fénix, sólo que no lo quiere usar, o no he de dejarla. Barrí hasta el último lugar donde pudiese quedar algo de polvo. Después lave la escoba.

Contestó la pregunta, desdibujando con palabras su significado, escondiendo su respuesta en algo que se llamó en otra perspectiva. Está bien. La agonizante decidió entonces, ipso facto, deshacerse de sí misma. La teoría de Darwin dice que sobrevive el más fuerte. Era la más fuerte y sin embargo colapso. Fue la última, para esta especie. Ahora queda un vacío, un poco tortuoso por demás, con alguno que otro incisivo dolor. Luego no queda nada. Nada, ni el recuerdo, que para el caso ya era perentorio.

Ella lo había comprendido pero quiso hacer caso omiso. Después de la muerte, vuelve la racionalidad. Me pasa todo a mí. 'Es tu invento, Camila. Allá tú que haces con el'. Bien. Allá yo que haré con él, lo que no sabe es que yo tampoco lo quiero. Ya no. Los inventos pueden ser peligrosos y su nombre se resquebrajó tanto como las alas. Pasará, le digo, es cuestión de paciencia. Su mirada está hacia otro lado, no el mío, y eso ya es suficiente para cadena perpetua lejos de aquí.

Queda poco. Hay cosas difíciles. Voltear la cabeza, por ejemplo. Cogió sus manos, un poco de fuerza, giró su cabeza, hacia otro lado, introspectivamente, incluso. La mirada hacia donde sea. Estarás bien, le dije, y ella, con su orgullo racional en el que ha bañado el corazón, 'siempre lo he estado, Camila'.

En los entierros uno llora por costumbre. He de llorar lo que sea suficiente, por costumbre, si ello implica que esté lo suficientemente muerto.

Vuelve la normalidad amistosa, que implica lo que había en la cabeza, eso de las frases leídas convenientemente. Vuelve la línea recta, ya sin curvas peligrosas, y vuelve para adentro, porque por fuera pocas veces, salvo esa vez, cambió. No he de hacer nada. Ella tampoco. Eso de las luchas inoficiosas hace parte de las reglas prohibidas. Ella es experta en no romperlas. Yo podría dudar un poco, salvo que no quiero. Es la salida fácil, tal vez, pero es salomónica, especialmente salomónica. Duele menos, a futuro.

Requiem por el olvido. Requiem por lo demás.

Ahora hasta su nombre hace parte del polvo.

LOCURAS DE UN RATICO

Pensarte lo innecesario.

Inventarte inoficiosamente.

Creerte un poco.

Leerte a mi manera.

Dormir y no soñar.

Ir a clase a dibujar edificios.

Y demás.

Camila, locura principal

miércoles, abril 30, 2008

AGUJERO NEGRO

Parece una luz intermitente, de esas que se ponen en navidad. Está a la moda de los últimos años, un solo color. Y se mantiene a veces. Va y viene. A veces está. A veces no. A veces sigue vacío, a pesar de lo demás.

domingo, abril 27, 2008

MUERTE

Estaba pequeño para morir, pero murió, pese a ello. Todavía le faltaba llegar a los quince, jamás imagino los 30, ni los 60, ni lo demás. Lo sorprendió en una curva y de ahí para allá no siguió más que su entierro, un ataúd, las lágrimas de su madre, de sus amigos, de los otros. Estaba pequeño para morir, pero murió, pese a ello.

El corazón está pequeño para morir, pero quiere morir, pese a ello. Ya no sé que hacerle, porque las palabras no le bastan, porque el helado no le basta, porque nada le es suficiente. Imaginaba muchas cosas, y es eso, precisamente, lo que hace que quiera suprimir lo demás. El juego entre lo real y lo que se inventa es peligroso. Él quedo en el filo. Nadie le respondio en la parte tangible y eso duele, le dan ganas de llorar, de hacer pataleta y de morir, incluso. Ahora poco queda. El corazón ha de quedarse tan vacío, que solo servirá para bombear sangre.

La contradicción está en que mueren los que no quieren morir y sobreviven aquellos que lo desean.

sábado, abril 26, 2008

WRITING

¿Con dos copas de helado es suficiente? No está para responder. Quiere saber si es suficiente para embriagarse, tanto para empalagarse, olvidarse y borrarse. Algo así como decir control-alt-suprimir. ¿No es suficiente? No está para responder. Luego poner finalizar tarea. La tarea es dejar de sentir. Lo demás es añadidura. No. Esa no es la tarea. La tarea es dejar de pensar. Lo demás es añadidura. No. Esa no es la tarea. La tarea es dejar de querer. Lo demás es añadidura. No. No siga. Se podría terminar diciendo lo que no se quiere decir. El problema es mirar dónde no se debe, escribirle a quién no lee, gritarle a quién sigue sordo.

Si no se tiene el suficiente helado para olvidar, es preferible buscar la posición exacta en la cual el corazón se encalambre, tanto como logra un pie encalambrarse, y luego extirpar su nombre, tanto como cuando se presiona el pie y no duele. Suprimir el pedazo de corazón que ocupa, más cuando ni su cabeza, ni su corazón, incluso, ha tenido tú nombre. Diría la amiga de Violeta, no en sus palabras, la costumbre de enamorarse sola. Y diría Violeta, no en sus palabras, eso de pensar en la inmunidad, de reírse de los consejos, de sistematizar eso de que 'la letra con sangre entra'. Y diría Tomás, crazylove-lovewithout feedback. Y diría Camila, eso y todo lo demás. El amor no existe, no siempre. Y ellos no entienden, tampoco, o no quieren entender, que es peor.

DESTINO

El destino no existe, y si existe, no hay que creerle.

viernes, abril 25, 2008

DE LÁGRIMA Y TODO

No es que quiera llorar. Necesito hacerlo. No es que haya tristeza, es más, lágrima no es a tristeza, a manera de analogía. Tampoco es que quiera llorar. Necesito hacer que los ojos no estén tan secos. En realidad necesito que el corazón se moje un poco, escriba y ponga un buen punto final.

jueves, abril 24, 2008

A LO LEJOS

A Carro...
Miro la foto y hay tristeza, mucha, más de lo que quisiera . Luego los ojos sienten unas inmensas ganas de llorar y repetir una vez más lágrima por lágrima, silencio por silencio, y eso que no estuve ahí. El amor es dificil incluso cuando llega y va y vuelve a venir. Es difícil casi siempre y duele. Si no doliera, no sería amor. Y la tristeza se reparte como cuando a través del chocolate va llegando calor, o cuando sientes que él te mira y te pasa un cosquilleo suave en el estómago. La tristeza también hace parte de lo demás, y de ahí para allá, lo que sigue es sonreir.

Huele a tristeza, tal vez, y por un tiempo considerable, es posible. Cuando alguien se va, más que el espacio vacío, queda un corazón vacío que no entiende de distancias, que le duele, que no comprende palabras. Después te darás cuenta es que el destino y que el tiempo pasa más rápido que de costumbre, mejor, después que cumples quince, por costumbre, el tiempo pasa más rápido.

Ahora piensa que alguien te quiere en algún lugar del mundo, y mucho más de la distancia en kilometros que representa su nueva instancia. Piensa que el olor llega, el corazón manda besos y la voz hace maravillas. El amor puede resistir. Puedes escuchar como todavía palpita su corazón, cómo todavía el tuyo se agita cuando respira. Alguien te quiere, mucho más de lo que la distancia corta los besos. Viceversa.

martes, abril 22, 2008

REZANDO

Rezo en inglés y en español, a ver si depronto en alguno de los dos idiomas logro que Dios, si es que existe, me escuche más rápido. Sólo quiero que me mire un poco, me encuentre un poco, me bese un poco, se enamore un poco. Rezo en inglés y en español, por si las moscas. Si Dios no sabe español, sabrá inglés, y viceversa.

La indiferencia duele, mata incluso, envía mensajes. La cosa es que mientras el corazón esté sordo, de nada vale la pena lo que haga.

lunes, abril 21, 2008

AVESTRUZ

Todos dicen lo mismo. He escuchado en las últimas 24 horas, más de... no sé, muchísimas opiniones tratando de convencerme de lo que debo hacer. Hablar, dicen todos, como si se hubiesen puesto de acuerdo. Hablar lo que significa que me quite la máscara y diga todo lo que hay por dentro, incluso la parte del corazón. Y no, no entienden que no es que no quiera decirlo, porque quisiera pronunciar palabra por palabra, sacarlas todas y descansar de una vez. Casi como morir un poco. No, no entienden. Dar la cara no es fácil, menos cuando no tienes la capacidad de leer lo que el otro está pensando. Además, cuando la vida te pone a tu servicio miles de máscaras, es dificil decidir. Muy dificil. Por algo el avestruz prefiere meter la cabeza en tierra. Yo soy como el avestruz, prefiero la cabeza en tierra. Soy cobarde, y eso me duele más.

CRAZY LOVE

Cobarde, le dijo, y tiene razón. Es cobarde. Muchísimo, para ser precisos. Creo que necesita un ángel que le empuje un poco. ¿Qué tanto te gusta? Muchísimo te gusta. ¿Entonces? Cobardía, es todo.

Eso de escribir sobre el amor, con amor, es inspirador, pero cansa. Puede volverse aburrido. La cosa es que escribir de eso y sobre eso y con eso, implica hacerlo un poco más tangible, menos pesado.

Un crazy love es algo así como tener un amor encomillado, lo que significa de un solo lado, para un solo lado, por un solo lado, mejor, algo que tienes, que quieres que el otro también tenga, que no comprendes, que quisiera robar besos a diestra y siniestra y para varios días, por muchísimos días y por lo que sigue. Un crazy love es él, casi como colgado de un cuadro en la pared.

.ñl-.,-l--.lml,,.


pd. voy a bajarle al amor, es decir, buscaré otro elemento inspirador. verás.

sábado, abril 19, 2008

¿POR QUÉ NO PUEDO ROBARTE UN BESO?

Puede ser pequeño, si quieres, muy pequeño. Si no te lo robo es porque eso de ser ladrón no me convence, y porque soy miedosa, sobre todo. Si me miras un poco más cerca, tal vez.

miércoles, abril 16, 2008

DEL AMOR Y OTRAS EQUIVOCACIONES

Tal vez sea inevitable, tal vez. Todavía hay un poco de algo, inexplicable, también. Lo difícil es tu falta de tacto, de imaginación, de lanzarte y darle un beso, aún cuando su boca no está tan lejos. Saber, sólo si crees en él, que Dios no escucha tus súplicas repetidas: 'dale señor, colabora con la causa'. No, Dios para eso está sordo. Entonces te conformas con la idea que es una más de tus equivocaciones. Ya se irá, ya casi. Regalale a Dios un antibiótico para su otitis.

La chica esa de pelo morado que ama el violeta, que se llama Violeta, que es algo así como una Camila todavía 'enclosetada', escribió que era una mala idea prender la luz cuando no se han revelado las fotografías. Tiene razón. Muy mala idea evitar la imagen antes de que esté lista, salvo si está él y la idea es el olvido. Luego dijo que ponerse sandalias en invierno. Tiene razón. Ver como tus pies se ponen húmedos y como contagian la bota del pantalón y como estorba el agua estancada allí. Supongo que mojarse los pies implicará, no necesariamente, mojarse el resto del cuerpo, pero los pies, los pies es molesto, salvo si él te coge la mano y se mojan juntos. No importan los zapatos, tampoco si llueve, incluso. Violeta dijo que era mala idea comer chicle con hambre, leer con sueño y actuar sin pensar. No tanto. No es tan mala idea. No siempre el chicle da hambre, aunque preferiría un beso, de él por supuesto, que masticar chicle. Si lo que se quiere es dormir libro, leer con sueño no es tan mala idea y más si tiendes al desvelo, y más si vas a dormir con él, en sueños. A veces no hay que pensarlo tanto. Si esa no noche no hubiese pensado tanto, tal vez se hubieses acercado a sus labios. Ella terminó sumando una última frase, después de una pausa suspensiva, ...casi tan mala cmo enamorarse de quién no se debe. Ahí está, la mala idea de enamorarse de él, una manzana casi tan prohibida como la de Adán y Eva, salvo porque la prohibición no existe en realidad, excepto por su falta de amor, o su despiste, si es el caso. Preferiría que fuera por despiste.

lunes, abril 07, 2008

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Las comas son bonitas. Una pequeña pausa, ni muy grande, ni muy pequeñísima. Pequeña, nada más. A veces me gusta poner comas en cualquier parte, para que el que lee pare cuando yo quiero, y no cuando el quiera. No siempre funciona y no a todos les gusta. Los profesores las viven quitando. No entienden, no mucho, que es una manera de poner comas en eseta vida, también, aunque no se ha logrado. No. Una coma que haga una pausa pequeña, no muy grande, entre el próximo minuto y éste, entre el próximo día y éste, entre el próximo pensamiento y éste. Lo que si creo es que el corazón tiene varias comas seguidas, porque el vacío parece una pausa gigantesca. No sé, es posible. Una coma más una coma, son dos comas, por tanto, dos pausas, es decir, la suma de una pausa pequeña, más una pausa pequeña, lo que daría una pausa pequeña dos veces, quizá entonces no tan pequeña.

El vacío duele, no duele, es inexplicable. Algo así como tratar de describir el dolor. Duele el oído. Está en conflicto y no quiere negociar. Ya le dije, varias veces, que preferiría que esperara hasta mañana. ¿Cómo duele, podría describirlo? Duele como un dolor ahí, que insiste. Otra vez, por favor. Duele como una hormiga que camina y luego un poco de aire y después no sé, como cuando te duele una rodilla. Duele, no más, ¿lo comprendes? No sé, tal vez. ¿Sabes qué es querer llorar inexplicablemente? Es difícil. Es como el dolor, difícil de describir. Cuando el corazón siente vacío, hay algo que sucede. Nostalgia, tal vez. Soledad, es posible. Cansancio, un poco. Sueño, mucho. Duele ahí, justo donde quieres que alguien te pregunte, ¿quieres que te acompañe a pensar? Sí, si quiero. Podemos hacer silencio y mirar hacia arriba. No tienes que hablar, incluso, preferiría que te quedaras callado, toda la noche, incluso.

Cuando descubrí que incluso existía, deje de entender como vivía antes sin él. Tengo tres comas en el corazón.

miércoles, marzo 26, 2008

THINKING

Pienso. Diría el filósofo, luego existo. No. En realidad existo, incluso sin pensar. Lástima. Es bueno pensar. Pasa que trato de evitarlo, no porque no quiera, sino porque viene él, y él no es bueno. No existe. Está bien. Pronto le diré un poco, para que al fin sea lo único que es, un personaje de estas letras. Una musa, por decirlo de otra manera.

viernes, marzo 21, 2008

AMORIOS

Piensa en él en una cantidad incontrolable, excesiva. Su cuerpo lejos y no mira, casi nunca. A veces despista, pero puede ser imaginación, nada más. Lo quiere, tal vez. Sin motivo, seguramente. Loca, también. Enamorada, un poco.

martes, marzo 11, 2008

UN DOCTOR

Esta tarde le dije al médico que conocía perfectamente las causas de mis dolencias, que no era necesario su presencia y que no sabía que hacía en su consultorio. Un oído tapado, eso fue, pero que lo demás, era por el ventilador. Se echo a reir. Entonces me mandó diez pastillas de algo así como, no me acuerdo, en fin, bien caras, como todo lo que suelen mandar los médicos que no están supeditados a las EPS, y que al final tendría que estar como nueva, que el oído estaba bien, por fuera, pero que nunca se sabe. Bien, le dije, aunque no sabe que pocas veces me tomo los medicamentos, porque, no sé realmente, pero prefiero omitirlos. Al final, con el nombre, me alivio. Eso de la enfermedad es sólo una intención nauseabunda, ja!, de molestar a mi mamá por el teléfono. ¿Y el ventilador? -Apágalo. -¿Apagarlo? ¿Está insinuando que me muera?

En fin. Le dije al médico que algún día volvería, pero que en realidad, suele no hacer nada interesante por mi vida, que sería más fácil saludarlo simplemente, porque pocas veces, salvo esa vez que tenía amigdalitis y me envió una inyección de esas que duelen esta vida y la otra, y que la mando a secas, sin la que hace que duela menos y se alivie más rápido, sirvió para algo. Bien, la médica es buena gente y tiene unas fotos interesantemente chistosas en su pared.

La verdad, he perdido su confianza. No en ella, en todos. Lástima, porque la confianza es lenta.

Tranquilo, cuando necesite un doctor, le avisaré.

sábado, marzo 08, 2008

SIN ESTADO

Afuera no hace frío, pero tengo frío. Hace poco pedía un poco de descanso. Nadie respondió. Así que decidí ir contra ello y me tome el día libre. Todo el día. Hasta hace cinco minutos, que es exactamente lo que falta para la medianoche. Todavía hay cansancio. Mi cama es la mejor del mundo, pero el cuerpo no se adapta a ella, ni a ninguna. Bueno, sólo a una, a la de ella, que es escasa, y que se hará cada vez más escasa.

Ya no le pienso tanto y eso es bueno. Tampoco me pienso mucho y eso es malo.

El aire sigue a medias. Respiro poco. Todavía le puedo prestar mi oído izquierdo, si quiere.

Miento, le pienso un poco, pero es por la soledad. Sí, es cierto, físicamente no estoy sola. Es otra soledad, que no cubren los minutos de celular.

A Eduardo, qué decir, aún le saludo.

Sigo queriendo tener magia para detener el tiempo, no mucho, sólo un poco. Estoy haciendo barquitos. Fue el hombre de los barcos. No lo he contado, pero los barcos de ellos se hundieron, hasta el fondo. Lástima, el corazón se hundió con ellos, y digo lástima, porque se quieren, en el fondo, incluso. Podría ser orgullo, pero sólo es un invento que hago para darle un buen final, o un final no tan trágico como es, en realidad. Era una pareja bonita. Dos menos.

Estaba hablando del tiempo. Los párrafos ya son más corto y me duele un poco. No quiero perder la gran longitud. Por eso tengo miedo. Un poco (Muchísimo). En fin. Quisiera detener un poco el tiempo, no porque no quiera crecer, no. Sólo para leer un poco. Hace días que quiero leer a Borges, a Pizarnik, a Cortázar. ¿Coelho? No, nunca. Coelho es para hacer barquitos. Con el tiempo detenido tal vez podría decirle un poco, aunque cada vez sea menos necesario. Compartir lo que hay adentro. Digamos que es la diferencia entre tener un bolso lleno y uno vacío. Pesa menos. Sería, además, la posibilidad de desatrasarme de todo lo que tengo que hacer. Y de hacer otras cosas. Últimamente me siento tonta y vacía.

Escuché noticias toda la semana. Estuvo bien. Me gusta ser periodista, sólo a veces. No te preocupes Camila. No hay por qué preocuparse.

Me acompaña el ruido del ventilador. Pereque está perdido. Tengo sueño, pero no quiero dormir. Está bien, hay que dormir.

Sin estado es como estar vacío, es más, es estar indescriptiblemente vacío, mejor, indescriptible, a secas, y no necesariamente triste.

lunes, marzo 03, 2008

OÍDOS

Me duelen los oídos, tanto que quisiera prestarlos un rato y desentenderme de ellos un buen espacio de tiempo, mejor, desoirme de ellos, haber si de pronto mis manos dejan de desear llegar hasta allá y moverlos bruscamente. Los oídos no entienden que me tienen cansada de sus gritos ahogados y silenciosos que me alejan del mundo y hacen que la cabeza tenga que doler.

Si alguien quiere, se los puedo prestar un poco.

miércoles, febrero 20, 2008

20

Sí, si quieres, podría ser 20. Veinte es un número relativo, puede ser. Hoy, puede ser 20 de febrero, si quieres, o sólo 20, de algo. Los nombres son relativos. Los inventó un desocupado.

Puede ser veinte, si lo necesitas. Tú puedes hacer lo que quieras, lo que te de la gana, incluso, una estructura de papel que no flota en el agua.

miércoles, febrero 13, 2008

MUERTE DE LA ÚLTIMA MARIPOSA

Chiquito:

Dos días triste. Eso es mucho tiempo. Las cosas marchan bien, salvo que estoy cansada. Entenderás que la vida no está fácil y que el tiempo corre a velocidades increíbles. Eso era lo bueno de ser pequeña, que el tiempo corría suavemente y que podías dormir, incluso, 12 horas seguidas. Ésta carta es triste, es la segunda y es la última. Hoy la maté y podrías, si quieres, y sería feliz si quisieras, condenarme a pena de muerte porque estripé cruelmente, y dolorosamente, la última mariposa de mi estómago. Debería, mejor, condenarte a pena de muerte porque por tí, estripé cruelmente, y dolorosamente, la última mariposa de mi estómago.

Esa es la tristeza y la acabó de descubrir. La indiferencia hace daño y tu indiferencia, sobre todo, me hace dañísimo. No creas, no es fácil eso de apretar el gatillo cuando no quieres. La muerte nunca será fácil, e incluso, mientras dura el velorio, que durará varios días, muchísimos días, seguirá doliendo. Entonces no significa que siga la tristeza. Significa saberte olvido, a secas, y eso duele, a secas también.

Yo hubiera querido las cosas distintas. Sí. Un poco más a mi favor. Está bien. Tú ganas, mejor, pierdes, diría yo. Yo pierdo, también, porque una cosa es hablar mucho, como suelo hablar, y otra muy distinta, quedarme en silencio porque frente a tí, las palabras importantes se esconden. Valiente gracia eso del amor si no eres capaz de hablar cuando tienes que hablar. Ahora no sé si el silencio pudo decirte algo, y si te lo dijo y te hiciste el bobazo, o si no te lo dijo y no te has hecho nada, y no te has dado cuenta, que sería más cruel.

Ahora, qué decirte, que si quieres, puedes acompañarme al velorio. No tienes que venir de negro, el dolor no es tan difícil, es más dura la soledad, pero sobre todo, ese montón de historias inventadas que tiene mi cabeza sobre tí. La memoria, por desgracia, no tiene suprimir. Puedes venir y hacerte al ladito.

Chiquito bonito, es triste, lo sé. Estoy cansada de esto y de mucho más, y de que sea un círculo vicioso lo de mi corazón. Ya lo he regañado, si es que intentas decirlo, pero no entiende. Parece sordo, como la dueña, cuando no le conviene. Pese a todo, esta tristeza de los últimos dos días, que tiene tu nombre al principio de la lista, ha de tener un extrañísimo punto y final.

_Tengo ganas de llorar, pero no por tí, más que causa, puedes ser efecto.

Me enfurece mi cobardía, pero sobretodo, que no hayas mirado. Yo quería un cuento hiperromántico, porque estúpidamente, soy romántica por naturaleza, aunque no se me note. Entíendase por romántico dos palabras y una piedra que cojes en el camino hacia mi casa. No era tu estilo y es todo. Mato la última mariposa, miro para otro lado, y es todo. Es nada, al fin y al cabo.

Déjame decirte que te regalo todos mis cuentos acerca de tí. Puede que en los próximos días haya rezagos. Las cenizas se demoran. El estómago no tiene viento que se las lleve. No suficiente. Así que he de decirte, que hoy se fue la última mariposa, que hoy te fuiste, eso espero -el corazón puede ser paciente y llevado de su parecer-, pero que te quede claro, que fuiste tú y no yo, y que mis mariposas son como el ave fénix.

Otro abrazo que te cobije y un beso que te olvide,

C.F

jueves, febrero 07, 2008

QUÉ LOS PÁRRAFOS SON CORTOS, MÓNICA

Todos me repiten lo mismo. Mónica, por qué no escribes párrafos más cortos. Mónica, tenés párrafos muy largos. Mónica, qué es eso, tan largo. Y ellos no entienden que no es que yo quiera hacer párrafos largos, sino que ellos quieren ser largos. Yo no escribo, realmente, eso se va escribiendo en una especie de complicidad entre mis manos y mi mente, y resulta que no soy capaz de parar, hasta cuando a alguno de los dos le da por parar, es decir, para ellos puede ser muy fácil poner su dedo en el enter, para mí, es dificilísimo, porque yo hago eso, sólo cuando siento un chuzón pequeñito que dice, ya, parte ya. Y ellos no lo entienden, no. Y yo si les entiendo, pero es que no quiero hacerlo, mejor, el corazón y la mente y la cabeza y las manos sienten un cosquilleo extraño, y les duele, extrañamente, les duele. Sí, yo quisiera complacérles, pero no soy yo la que mando. No. Además, no soy la primera, ni seré la última, en escribir un párrafo del tamaño de la luna.

Digamos que la presión me duele y me hiere, o hiere el ego, porque pese a que quiero seguir en la línea, defendiendo esos parrafísimos, la presión es cada vez mayor. Mónica, qué usted escribe para alguien. No. En realidad, yo escribo por escribir, por una necesidad, absurda, a veces, pero que me obliga hacerlo. Si no escribo, les aseguro que podría sufrir un colapso de alguna cosa. Morirme un poco, también. En este momento, por ejemplo, debería estar estudiando, y no escribiendo, aún cuando sé que son las cinco y media, y no he hecho nada, y que hay miles de cosas por hacer, y que el tiempo se me va a acabar. Qué importa, realmente, yo necesito mis manos sobre el teclado, mi mente sobre estas palabras, que no son las mejores palabras, por demás. Así que si escribo por necesidad, debo decir que los párrafos son largos también por necesidad, y que he de seguir con párrafos gigantes, si es necesario, y he dicho. No es tan fácil, Mónica. Sí lo sé, porque pese a que escribas por escribir, ellos también son importantes, y lo sabes. Así que tendrás que conciliar. Es simple.

Si un párrafo es bellísimo, seguramente el lector terminará hasta el último punto. Si tu párrafo es así, Mónica, entonces hazlo así. Si tu párrafo es feísimo, entonces quita todas esas vueltas y todos esos líos en los que a veces te metes, y encontrarás que ya estará corto. Paradójicamente, haces párrafos larguísimos, y luego, al siguiente, uno chiquitísimo. Entiendo, la belleza es algo indefinible y poco medible, pero cuando digo bello, no es más que decir que es entretenido, que no le sobra una palabra, ni falta otra. Sin embargo, Moniquilla, eso sólo será cuando escribas por escribir, sin las coartaciones propias de los otros. Sé que estás con muchas chispas en este momento, por tener que conciliar, y que estás pensando que ellos tienen una mente cerrada. Ja!, pelear por un párrafo!. Bien, por algo será, convenciones, es todo. Yo sé que te duelen, Mónica, pero continúa. Cuando escribas para otros, es decir, cuando tengas un jefe, y más si odia los párrafotes, entonces tendrás que escribirlos cortos. Puedes, por ejemplo, escribir el párrafo de casi la hoja completa, y luego, cuando acabes, lo lees, lo cortas, aunque te duela, y ya está. Sí, ya sé, en los periódicos un párrafo que dure todo el artículo se verá feo. Por eso, en el periódico, yo haré párrafos cortos. Y en todo aquello, por demás, que los otros quieran, que no dependa de mí. Cuando seas libre, Mónica, harás lo que te da la gana. Sabes, al fin y al cabo, que los grandes hacen lo que les da la gana. Sé grande entonces, y podrás hacerlo.

Sí, el párrafo anterior estuvo gigantesco, pero es mi blog, y no hay objeción.

Digamos que no voy a firmar este acuerdo, porque me duele, pero digamos, además, que he de hacer mi máximo esfuerzo para que los otros sean felices, aunque para ello, la infeliz sea yo.

MÓNICA -Y Camila.

Pd: Los cambios de persona son a propósito. Si no funcionan, es mi blog, y es todo, y lo cambiaré, cuando entonces a Camila se le dé la gana.

miércoles, febrero 06, 2008

ENTREVISTA A CAMILA AVRIL

-Hace dos años.

Por Mónica Quintero

Somos una maraña de mundos y de voces interiores que a veces tienen nombre. Camila, tantas veces perturbándome la vida, tantas veces sacándome de la penuria. Tantas veces quitándome del medio, para aprovecharse de mi cuerpo y de mi cabeza. Tantas veces amándote. Tantas veces deseando que te marches para siempre. Cuánto te necesito, eso sólo lo sabremos las dos.


Mónica: ¿Agua o chocolate?
Camila: Eso depende. Agua para volver a pensar y chocolate para el frío.

M: Entonces agua.
C: Mejor chocolate.

M: ¿Cómo nació Camila?
C: Camila no ha nacido. Aparezco de vez en cuando, escribo unas cuantas palabras y voy a la muerte a dormir un poco.

M: ¿A la muerte?
C: Si. Ese es un secreto y un misterio, pero para cada momento, cada sentido. La muerte es muy importante para mí. Para usted también. Es algo que nos marca –y me marcó – para siempre. Él murió, mejor, lo mataron. Cortaron su vida y clavaron un cuchillo en mi corazón que me marcó para siempre. No veo la muerte como algo malo o triste. La muerte es muy bonita. Cuando la escribo me conecto con él. Cuando la vivo es sólo un misterio, pero ahí está su belleza. Eso lo entiendes más vos, Mónica, que cualquier otro.

M: ¿Quién es él?
C: Un fantasma que te atormenta y que amas con todo el corazón. Nunca me habla, ni contesta mis preguntas. Me mira simplemente. Creo que a veces me inspira. Hay momentos que le reprocho que se haya dejado ir. Lo invento todas las noches y su recuerdo es producto de los que lo vivieron. Yo lo conocí siendo un muerto, pero como un día le dije, papá eras, papá moriste y papá seguirás siendo. Insisto, eso lo entiendes más vos, Mónica, porque tú lo inventaste. Yo sólo te sigo y te copio y hago las veces de ti.

M: ¿No crees que si ya murió, hay que dejarlo ir?
C: Eso me lo han dicho muchas veces. A veces creo que sí, porque su presencia te atormenta. Confieso que algunas de mis lágrimas, y sobre todo de las tuyas, vienen con su nombre. Sin embargo, él es un pedazo de vida por el que vives, con el que vivo. Lo necesitas simplemente, aunque sea efímero y aunque a veces te duela. ¿Acaso la felicidad está sólo en los vivos? No lo creo. Él es tu invento y para lástima suya, tu recuerdo. Su olor desconocido, su mirada extraña y su voz son como el pan de cada día de una mujer que lo inventa cada noche, con la esperanza de que en la mañana siguiente vuelva a dejar de existir. Es tu invento, Mónica, yo sólo lo escribo.

M: ¿Te duele, todavía?
C: Ya no. No te duele, en realidad. Lo enterraste no hace mucho, pero ya lo miras bonito, por lo menos, ya le hablas a un muerto, y pese a que lo sigues inventando, porque Eduardo es sobre todo un personaje de tus escritos, ya le puedes dar besos.

M: ¿Qué es la poesía?
C: Una salida. Un poco de locura.

M: ¿Locura?
C: Si el mundo estuviera gobernado por locos poetas que mueren casi diario, entonces las guerras serían de letras y la sangre correría sólo en algunas calles inventadas. La locura es mirar el mundo, olerlo y sentarse a esperarlo.

M: ¿Qué aspira Camila Avril?
C: Nada. Mi única razón se llama Mónica. Quiero sacarla de ese mundo en el que a veces se mete y se muere, pero no es como mi muerte. Es una muerte dañina, que la ciega. Entonces aparezco y le doy vida. Mejor dicho, yo soy la luz en medio de la noche.

M: ¿El amor?
C: Lo conozco por ella. Está en su mirada y la palabra perfecta a la hora indicada. Lo he escuchado por algunos cuantos amigos. Lo he mirado por mis ojos. Lo he sentido por su muerte. Todavía lo espero. El amor es una película sin principio, ni final. Desconocido. Misterioso. Sin definición. A veces doloroso. Se tiene y punto. De todas formas, el día que se diga que es, se muere. El amor. No hay que dejársela montar.

M: ¿Quién es ella?
C: Todo y nada a la vez. Un préstamo de la vida. Los zapatos. La mirada. La sonrisa. Cualquier cosa. Sin definición. Es ella y él a la vez. El cordón umbilical a la vida. La culpable de su vida y de su muerte –la de Mónica. Todo y nada a la vez, simplemente.

M: ¿Quién es Mónica?
C: Ella y yo a la vez. Mónica quiere ser escritora. Yo quiero ser poeta. La diferencia está en que ella mira la vida y se enreda. Yo miro la muerte y soy feliz. Conmigo ella tiene vida y yo tengo vida por ella. Las mismas, diferentes y al fin y al cabo.

M:¿Qué te duele?
C: Q mi mamá y que mis amigos me lean poco.
-…. (continuará)

domingo, febrero 03, 2008

¿POR QUÉ NO VOY A MISA?

- A Crazy -

Todavía creo en Dios, es inevitable, y más de lo que crees. Sólo que es una concepción distinta, que todavía no acabo de teorizar. Sí, Dios no es teorizable, pero algo haré. Pasa que descubrí que para creer en Dios no necesito ir a misa, mejor, declararme católica para entonces entrar al reino de los cielos. ¿Reino de los cielos? ¿Y que vaina es esa? Digamos que Dios es una fuerza en la que necesito creer, a quién en las noches le pido que me cuide, que me ayude a organizar esta cabeza desorientada que tengo, pero sobre todo, y aunque no lo creas, un gracias por el día que pasa, o como dice el curita del Minuto de Dios, 'por el día que pasa y por la noche que viene'.

En vano no es el dicho, la religión es el opio del pueblo. Alguna vez leí, hace mucho, que la religión era un aliciente o una excusa para sobrevivir. Entonces había que crearse un dios, para creer en algo que les diera esperanza. No hay comida. Dice la religión, que los últimos serán los primeros, y que los pobres tendrán en el más allá su pago por los dolores sufridos. Y entonces es un aliciente para creer que todo será mejor, que lo que viene será mejor. Yo creo en Dios, y es todo, a secas. No creo en la Iglesia, porque pienso, sobre todo, que como muchas cosas, sigue siendo negocio. Nunca he podido encontrar la respuesta a eso de la riqueza de la Iglesia Católica, por ejemplo. Hay cuadros en el vaticano que les podrían dar de comer a tantos niños del África. No conozco el vaticano, es cierto, pero dicen que es hermosísimo, lujosísimo... En fin. ¿Dónde quedan los votos de humildad?, o ¿cómo se llaman? No quiero buscar, pero esos votos de pobreza, creo que así es. En fin.

Los padres también son humanos como para pensar que debo creerles todo, o contarles, por ejemplo, mis errores. Si algo tiene que perdonarme Dios, pues ya ha de saberlo, sin necesidad de contarlo. Y me parece, por ejemplo, que todavía tienen cosas retrógradas. ¿Cómo pensar que es preferible un embarazo en una niña de 14 años a utilizar métodos anticonceptivos? La vida de hoy demuestra que pocos esperan al matrimonio para tener sexo. Una más. ¿Qué los padres no se pueden casar? Y acaso no son hombres. ¿Y por qué no puede haber mujeres padres? Por el machismo. En fin.

La cosa es que la iglesia y yo diferimos en muchas cosas, y por tanto, uno no debe ser hipócrita yendo a misa, si no lo creo. Así, que pese a que fui muy rezandera, un día me levanté y dije que no volvería, que ir a misa era repetir unas palabras que sabía de memoria, y que olvidaba tan pronto salía, y escucharme un sermón que me regaña una y varias veces por cosas que no he hecho. Prefiero hablar por las noches, con Dios, con ese Dios, y será más productivo. Y así lo hice, y así lo sigo pensando. Ello no significa que algunos padres no sean de mi afecto. Algunos, me parecen, por ejemplo, unos sabios, unos estudiosos, y unas excelentes personas.

Sin embargo, sabes una cosa. Me alegra que defiendas tu posición, porque son tus creencias. Los musulmanes, seguramente, también tendrán su cielo, y no irán al infierno cristiano, por no ser cristianos, por ejemplo. Me alegra que me recuerdes un poco de eso que un día fui. A mi me dolía no ir a misa, porque lo creía en realidad, porque me gustaba, porque era un deber, no con nadie, sino conmigo, solamente. Me alegra, sobre todo, que pese a tu falta de argumentos para defenderte -tu y yo sabemos de donde sale la frase -, creas como crees y defiendas esa fe y esos sentimientos y todo eso que implica querer ir a misa. Digamos que es algo tan simple, como que yo ame la poesía. Espero que nunca te dejes convencer de Mónica. Son tus creencias, y son maravillosas, por demás.

Sólo espero que reces por mi, por si las moscas.

martes, enero 22, 2008

.lm,.--..,,.--

Todo es distinto aquí. Las hojas de los árboles no caen. No. Suben. Es como si no hubiese fuerza de gravedad para las hojas, y en cambio, hubiese una parecida, desde arriba, que las hiciera subir, como una fuerza de las hojas, atractiva por demás. Y suben, casi a manera de vuelo, casi solitario. Se mueven suavemente, de izquierda a derecha, siempre hacia arriba. Y entonces el techo ya no es azul, es de hojas. Y el mundo inevitablemente se siente al revés.

domingo, enero 13, 2008

LA CARTA (Sin editar)

13 de enero de algún dos mil y pico. Medellín. Absurdamente con el sol encima.

Invento pequeño:

No sabes que odio los dos puntos, ni el punto y coma, porque eso lo saben pocos. Estuve leyendo las cartas que Juan Rulfo le escribió durante varios años a Clara, el amor de su vida, y sentir envidia es un sentimiento normal, sin desprestigiar el carácter maligno de la connotación de la palabra. Cada una de sus frases me agujerea, y agujerea al corazón que anda desprotegido, por la belleza que lleva cada una, y sobre todo, por el amor que se siente en cada una y por lo maravilloso que se hace leerlas. Estuve hasta tarde siguiendo la historia completa como si fuese un aliciente para la enfermedad. La cabeza me dolió todo el día, desde hace tres, y sufro de una tristeza inconsolable, que llora porque le saluden, inevitablemente, como si mis lágrimas fueran, en lugar de lágrimas, una cascada que nace en unos ojos rojos y cansados que duelen casi hasta los huesos. Entonces llegó Juan Rulfo y su Clara y yo perdí toda noción de tiempo y de enfermedad. De cualquier tristeza. Incluso pensé en la muerte y tuve taticardia por unos largo y extenuantes minutos. Pasó que leer las cartas de Rulfo, fue sentir que estaba vivo, fue trasladarse a esos años en que todavía estaba joven, que todavía no sabía la fecha de su muerte. En cambio, yo sí sabía la fecha de su muerte y sabía también que ese hombre al que estaba sintiendo vivo, ya estaba muerto, ya era un muerto, y fue inevitable pensar que algún día también lo estaría y que esperaba también que alguien estuviese leyendo algo de lo que escribí cuando todavía andaba caminando. Pensar en que la muerte ha de llegar en cualquier momento, inevitablemente, y que no estarás en el mundo, es complicado. Difícil comprender que el mundo está pese a que estés o no en él y que la muerte ha de llegar algún día, cualquier ineludible día. Cuando uno está pequeño cuenta, incluso con los dedos, que cuando sea tal año, estará graduándose, y ese día llega, y pasa. Sucede entonces con la muerte. No sé el año en que he de morir y no tengo como contar con los dedos cuando ha de llegar, pero así como llegó el grado, ha de llegar mi muerte y ha de pasar. Eso le cuesta a la cabeza. Eso pasó. Yo seguí leyendo a Rulfo durante varios minutos más hasta que los ojos se cerraron por completo. Esta mañana continué leyendo. Siento la misma envidia que anoche y entonces se me hizo necesario escribir (te) una carta, que todavía no igualará a la Juan Rulfo, pero que me hará feliz este día, por lo menos. Sólo espero que desde la muerte, el escritor sepa perdonar mi atrevimiento.

Si sabes o no cuanto me gustas, no podría decirlo, porque de mi boca nunca ha salido una palabra que te lo diga, salvo unos tantos actos estúpidos que a veces suelo hacer impulsada por algún tormentoso pensamiento no acabado. De eso que se dice, actuar sin pensarlo muy bien. Lo que sucede es que contigo a veces pierdo la noción, aunque eres un poco más invento que cualquier otra cosa. Si lo sabes, entonces habrá que aceptar que el sentimiento no es recíproco. Si no lo sabes, entonces habrá que esperar. Hace poco estuve hablando con tu amigo, que también es el mío, y como un deber con él, y conmigo para ser sincera, le conté un poco de eso, aunque no sé si arrepentirme o hacerme la loca. Me estoy haciendo la loca, realmente. Todavía se me enrojecen los cachetes. Y le dije varias cosas que son ciertas. Le dije que me gustabas, mucho sí, pero todavía manejablemente. Le dije que me gustabas por tiempos, como me ha solido suceder. Un mes sí, un mes no, y viceversa. Le dije que por esos días me gustabas, pero que hasta el día anterior, que en efecto, fue hasta el día anterior. En ese punto le mentí. Si fue hasta el día anterior, pero sin contar que al siguiente día, ibas a volver. Llevo varios días inventándote en mi cabeza, pese a que mi amiga me dice que ya, que cumpla mis promesas. Difícil cosa, pero he de cumplirla. A tu amigo también se lo prometí y también he de cumplirle. Sólo que todavía guardo la esperanza de que crezcan mariposas en tu estómago que revoloteen como las mías cuando te veo. A ellos les he cumplido en que ya he ido matando muchas de mis mariposas y ahora sólo quedan unas pocas, unas tres, para ser más precisos. Pese a las muertes, las tres sienten por las otras que ya se fueron, y sólo cuando se muera la última, ha de irse todo lo demás. Quiero un poquito más de tiempo para asesinarla, aunque en el fondo sé que ha de morir más temprano que tarde.

Me exaspera no encontrar en mis llamadas recientes al celular un poco de tu nombre. Ni una letra. Pensar que aparece en otras llamadas de cualquier otro celular. Golpe bajísimo. Se muere una nueva mariposa. Quedan dos. La promesa consiste en que no ha de gustarme nadie, antes de saber que yo le gusto a él, para evitarme el lío de sentir sola y tener que echar todo por la borda. En eso tengo cierto grado de retrograda. No suelo decir nada de lo que siento para evitar el dolor que siente el orgullo cuando el otro no siente lo mismo, y evitar, sobre todo, la cara de estúpida que hay que poner cuando sabes que el otro sabe, lo que él no siente y tú sí. Por eso dejarás de gustarme en unos cuantos días, porque en la nueva ley que inventé para mi vida, si no te gusto, no has de gustarme, y te prefiero de amigo, que de nada, y de amigo, y nada más. Eso de que el corazón hace lo que le da la gana lo he mandado a recoger, porque ha de tener que obedecerme una y mil veces, y cuanto lo necesite. Ahora, no he cumplido la promesa, porque como dice el cliché la esperanza es lo último que se pierde, y en estos días de angustiosa soledad, ya te contaré alguna vez, si es que alcanzó, tu nombre ha sido una protesta contra la tristeza y mis inventos de ti, un aliciente para el agotado corazón. El problema de que tengas un pedacito de él, aún si no lo sabes, es que te hayas metido en mis letras, porque implica que el sentimiento está más allá de lo invisible, y que has de convertirte, más que en uno de la lista, en un personaje de alguna carta como ésta.

No tienen sentido tantas palabras que no han de llegar a tu oído, porque esta carta de tanto poder para mí, en estos momentos lúgubres de alguna Mónica que anda muriendo por dentro, no han de llegarte a ninguna dirección posible que lleve tu nombre. Es asustante. La palabra no existe, pero no importa, a mí me gusta. Existe el infinitivo, asustar, por tanto tengo derecho a usarla, y he dicho. A Juan Rulfo, Clara le respondía y le correspondía. Esta carta no tendrá respuesta y es todo.
Por ahora quisiera hacer alguna escena de las que imagino y que guardo en la memoria pasajera de mis andanzas inventadas, un poco más real de lo que ha sido. Quiero encontrarte en alguna noche oscura cuando la luna tiene puesto su mejor vestido y escuchar, como en una película romántica, una música suave que determine el momento y lo inspire y lo cuente, y entonces acercarnos suavemente, también como en película de cine, y en un plano medio de los dos ir cerrando los ojos, mientras se pierde tu boca en mi boca en un beso largo y profundo y románticamente cursi. Luego me acerco a tu oído, y rompiendo la regla machista de que el hombre es el que propone y el que primero dice, te digo en un susurro casi imperceptible, lo mucho que me gustas, y luego, sin dejarte responder, repito una y varias veces el beso para dejarlo grabado en alguna parte de mi cabeza.

Yo quisiera que fueras sujeto de todas mis cartas, pero ya ves, las cosas no siempre son como se quieren y las cartas ya no están a la medida de la época de Juan Rulfo. Eso lo confirma que ya las son pocas, que el romanticismo de ellas ya les gusta a pocos y que leer no es el atractivo de muchos. De ti no podría decirlo todavía y eso comprueba porque no pude responderle a tu amigo la pregunta. ¿Por qué?, me dijo. No sé, le respondí, y en realidad no lo sé, porque me gusta y punto, sin necesidad de vericuetos que lo expliquen. ¿Qué te gusta?, continúo. No sé, le respondí de nuevo y añadí que tal vez fuese lo mala clase que eres a veces y la forma directa con la que respondes, a diferencia de mí que le doy vueltas a cualquier palabra y varias veces, si se hace necesario. ¿Mala clase? Sí, a veces lo es. A veces lo eres chiquillo de mis inventos. En realidad no sé, me gustas indescriptiblemente y es todo, e indescriptiblemente has de dejarme de gustar.

Dudo de mi valentía, y de su verdad, para esta carta. Más bien creo que todavía ando alucinada con las palabras de Juan Rulfo a Clara, pero no importa. Incluso siento que esta Camila que despertó en la mañana, es distinta, huele distinto y sabe distinto. Algún día comprenderás mis palabras, chiquito. Chiquito porque así quiero pensarte, pese a tu altura, pese a que la diferencia no es siquiera un año y porque el diminutivo te hace menos fuerte y más dócil de manejarte en mis escritos. Serás mi personaje cuando el acuerdo entre mi corazón y mi razón se acabe, es decir, cuando apriete el gatillo y mate la última mariposa, mate la última esperanza, y te deje como un gran amigo al que no le puedo dar besos y al que molestaré enteramente hasta mi muerte, o hasta cuando me digas que no más, que no quieres mi nombre en ninguna ventana del Messenger. Sólo que el día en que entierre la mariposa, has de saber que los actos irracionales que ellas producían, también han de enterrarse profundamente. Ser un personaje es interesante y sólo tendré que agradecerte por la inspiración.

Un beso sutil que te cobije.

C.F

P.D: No existe.


-.-.-ñ.--
Peña, gracias por mostrarme a Juan Rulfo. Me tiene un poco más arriba del suelo, y escribiendo, felizmente.

domingo, enero 06, 2008

AMARILLO

Es amarillo. Tiene una cuerdita que lo sostiene. Una niña lo mira. Y está cansado.

NAFTALINA

Huele a naftalina

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Aunque quiere ser recuerdo, no lo logra. Ya no. Ha pasado, y es todo, y es nadie, para ser sincera. Sólo que hay que tenerlo como marca de agua, porque nunca se sabe, porque hay arrebatos pasajeros.

Por otro lado, se mantiene callado, ni un movimiento, ni una seña, y actúa discretamente, inhóspitamente, invisiblemente. No ha pasado, ni pasó, y se mantiene alejado, por desgracia.

Mientras tanto, el corazón se niega a muchas cosas y tiene un viento que le molesta.

TE AMO, CAMILA

He encontrado, en uno de esos bolsos que se abandonan por años, una hojita de papel, que ya no es blanca, pero que tampoco es amarilla, tres palabras: Te amo, Camila. Y hay dos interpretaciones. La primera, Camila ama a alguien. La segunda, alguien ama a Camila. La realidad, Camila tuvo que recordarse muchas veces cuanto se amaba, porque muchas veces lo olvidó, y olvidarlo era el acabose, es decir, incapacidad para sentir algo por alguien más, o peor aún, que alguien sienta algo por la misma Camila. Si lo olvida o no en estos tiempos, eso sólo lo sabe Camila.

Camila, sobre todo, quiere que sea de alguien, que las palabras las diga alguien, a su oído, sin miedo y en un susurro suave, callado, respirado.