miércoles, agosto 31, 2005

EL OTRO

El otro, es el otro. No importa si es blanco, negro o mestizo. El otro, es el otro. Si se viste de rojo, y lo combina con amarillo y zapatos verdes, es el otro. No usted. Si es gordo, flaco, alto o bajito, es el otro. El otro. Qué importa entonces si usa colas en el pelo, lo tiene rojo, con raíz o sin pintar. El otro, es el otro. Si le gusta escuchar rancheras, vallenatos o reggaeton. Tal vez coma chunchurria, le guste el caviar o el pescado, o cambie el sushi por una bandeja de fríjoles. Es el otro, no usted. Si le gusta participar en realities, ser bulloso, saludar detrás de la cámara de las noticias del canal nacional, o si sale en pijama a la calle, es el otro. No usted. Qué importa si usa lentes, se pone blusas cortas a pesar de los gordos, se pone un tatuaje en el brazo, o en la cara. Es el otro. El otro. Entonces por qué preocuparse por lo que hace el otro, usa el otro, quiere el otro o le gusta al otro. El otro, es el otro. No usted. No hay nada que hacer. Si sus ojos se molestan, no mire. Si le produce risa, ríase, pero a lo lejos. Mírese primero. No hay porque preocuparse. No es usted. El otro, es el otro y punto.

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