miércoles, julio 04, 2007

UNA MUSA

A veces creo que ya no eres nadie en mi vida, y es cierto, no eres más que un recuerdo vacío y triste, que miles de veces me atosiga con un dolor suave y lento. Me equivoco, tal vez. El problema del amor, no es ni siquiera el amor. Son todos los silencios que quedan. Eso que nadie quiso explicar. Esas miles de preguntas, clichesudas, que nadie contesto. Y eso, más que cualquier cosa, duele, y más que doler, se mantiene por el tiempo y tras el tiempo, y es algo que puede confundirnos. Quererlo en las noches y en las llamadas. Y eso, más que cualquier cosa, es molesto, y más cuando te recuerdan que no fuiste nadie en su vida, salvo en sus vacíos y en los espacios que faltaban por llenar. A veces creo que ya no eres nadie, pero me equivoco, y es triste, porque todavía las canciones traen tu nombre, mis escritos llevan tu nombre, y mis irreconciliables peleas conmigo, tienen tu nombre. Y eso es triste, porque no te quiero como te quise, ni espero de ti, nada de lo que algún día esperé. Sin embargo, todo es raro, porque pusiste una huella, casi indeleble, que se ha mantenido, y que se sigue manteniendo. Estoy por pensar que eres un muerto, casi como Eduardo. A Eduardo lo deje ir hace días, y fue un alivio significante. Pese a todo, el dos de julio, cuando celebró diecinueve años de ser un muerto, no pude dejar de estar triste, ni de pensarle, ni de llorar, como es costumbre, porque ese día me duele, porque Eduardo, pese a que ya entendí que es un muerto, me duele, porque me da la gana, pero sobre todo, y de eso estoy segura, porque necesito alguien a quién escribirle. Eso es Eduardo ahora, un personaje de mis historias. Un personaje de mis noches taciturnas, donde escucho música suave, donde llega la nostalgia, donde estoy a oscuras. Eduardo es una musa. Es todo. A veces creo entonces, que ese hombre, más que algo en mi vida, es otro personaje. Alguien que necesito, en las mismas noches, para escribir. Alguien que invento y que he inventado, más de lo que ha llegado a ser real. Y lo invento, ya no porque sienta y quiera, sino porque se volvió costumbre, porque es un muerto que necesito revivir. Sin embargo, a diferencia de Eduardo, éste se agota cada día, cada noche, y creó que se irá del todo una de estas oscuridades, porque ha de llegar otro, porque las historias han de acabarse, porque tiene final, porque es de carne y hueso, porque ya nada sucede.

A veces creo que no eres nadie en mi vida, y me equivoco. Eres una musa. Eso es todo.

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