viernes, marzo 31, 2006

ESPERAS DE ESPERAS

Hay esperas difíciles de esperar. Están por ejemplo, las esperas en las que tienes calor, y andas con saco, sin camisa por debajo, las ventanas están cerradas y no hay ventilador. Están las esperas desesperantes. Cuando te quieres ir y no puedes y el calor se te sube a la cabeza. También existen las esperas esperanzadoras, cuando esperas a alguien, y viene en camino, y trae algo interesante. Pueden darse esperas amenas, porque el que está a tu lado, te pareció lindo y te empieza a conversar, como si le hubieses parecido linda. Hay, al contrario, esperas fastidiosas. El del lado izquierdo es un viejo con mal aliento, que escupe cuando habla, huele maluco y te conversa. Esperas, cuando esperas algo que alguien tiene, que así mismo espera, porque otro lo tiene, y ese otro está en la esquina, pensando en si la tierra es redonda, y vos miras al que espera, y ese mira al de las palomas, y es una tortuga a miles de kilómetros, y tienes afán, y el otro tiene afán, y a ese, no lo importa. Por último, habrá más esperas, más de lo que esperas, como está, en la que escribo mientras llegas. El problema es que no llegas, y no se cuando llegarás, porque nunca lo dices. Así que esperaré sentada, y jugaré a esperarte, porque algún día serás la recompensa, y sentado, desde esta misma silla, esperaras lo que te espero hoy.

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