Iba a dibujar su sonrisa en aquella hoja amarilla. Iba a usar un lapicero de tinta indeleble. Iba a trazar unas cuantas obsesiones. Iba a escribir la forma para olvidar su piel, rozando mi piel. Incluyendo los pelos de gallina. Iba a decir que hubo algo, algún día. Eso iba hacer. En ese momento. Justo antes de apagar la luz. No obstante, la luz se apagó antes de tiempo. Fue algo efímero, tan corto como una estrella fugaz, tan lindo como el mar de los colores. Fueron pocos días. Los otros sólo fueron invento. Ya no importa. Voy a dibujar los recuerdos. No hay necesidad de olvidar. Los días son porque son. Ahora no hay más que el pasado, y hay que dejarlo ahí, en el álbum de fotografías de la memoria.
viernes, marzo 10, 2006
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