viernes, agosto 24, 2007

SÓLOYO

A DUO CON PEÑA

Sólo yo. Solo. Solamente yo. Pero también yo, y yo y e-yos. Soledad en todo caso. Y mientras más solo, más sólo yo y más yo con yo. Yo con cabezas de diablo. No sólo cabezas de diablo, también yo, solo. Mi amigo Solo es yo, sólo yo. En cambio mi hermano Sóloyo, quizá por su vanidad, cree que es más yo que yo: ¿Quién lo creyera?

Sólo yo lo creo. Nadie más. Los muchos yo, y e-yos se mantienen al margen cuando sólo tengo cuatro paredes para vivir. Sólo cuatro, y un hombre solo metido en una cama sin patas, sin cobija, es más, sin cama. Las paredes están blancas, lánguidas, acompañadas sólo por un marca de soledad, de ese hombre solo, del recuerdo de ese hombre vanidoso que mantiene sus ojos sólo en un hombre solo, que aspira un yo en medio de yo y yo y e-yos, de todos e-yos, de esos e-yos perdidos. Está sólo él, solo, él sólo, solo, solísimo.

— Tú. Míyo. ¿Me oyes?
— …
— Y tú, Sóloyo. ¿Estás ahí?
—…
—Solo. ¿Tú? ¿Tampoco?
— …
—Sólo estoy yo, solo. Mi yo. ¿No me estarán tomando el pelo?
—…
—Estoy comenzando a asustarme. Sóloyo. Míyo. Solo. Yo. ¿Están ahí?
—No, están solo e-yos.
—Tambien estoy yo.
—Por eso.
—Tienes razón.
—Eso si que no; Razón si no está.
—¿Y e-yos?
—Aqhí están todos: Sóloyo, Míyo, Solo y Yo. Los demás estan dormidos.
—Gracias a Dios.

Muy dormidos. Sólo ellos podrían desquitarse, desquiciarse, des-amarme. Sólo ellos podrían cambiar un poco de este hombre solo, de éste yo con yo y con e-yos. Somos sólo los que estamos, por fortuna, y no se necesita más. La locura está hecha. La confusión está hecha. La muerte está casi lista, pero no está, no aún. Sólo somos nosotros, un hombre solo, y un montón de e-yos con nombre, con hombre, con todo. Sóloyo, Míyo y Yo. Es suficiente. Las paredes tampoco están, sólo de vez en cuando, cuando el hombre solo, y su yo y yo, así lo dicen.

Ustedes comprenderán. Yo no tengo ninguna responsabilidad de lo que pasa aquí adentro. Ustedes lo ven, eso se nota; ora en un yo que se abre a la literatura ora un imbécil, pero nunca sólo yo. No faltaba más. Múltiple, heterodoxo, intrínseco, verbo: yo. La cosa, que es otra cosa, el yo que es yo. En fin, me llamo Yotro, no me confundan con la gentuza.

Así es, sólo así. No miren a ningún lugar, ni piensen más. Es así y punto. No más. Las cosas pasan y e-yos las hacen, y yo sólo, solo, pongo mi cara al mundo, para que ustedes, ellos, tengan algo que hablar. No me confundan. La gentuza es la gentuza, allá ella y su soledad y sus cosas, y su gentuza, al fin y al cabo. Yo soy Yotro, y muchos, y sólo yo, y yo solo. Así que no hay nada que decir. Es así. Punto final. Y recomienzo. Yo, otra vez, haciendo de yo, o de Míyo. «¿Están ahí?». Tic: yo. Tac: Yotro. «¿Dónde se han metido?». Tic: Míyo. Tac: … «¡Salgan!». «Me asusto». Tic: … Tac:…Punto. Y recomienzo: yo…

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