martes, agosto 14, 2007

UNA MARIPOSA

Ella va y viene y revolotea, por unos cuantos minutos, mientras me pone una carita indiscutible, a manera de secreto, que solo ambos entendemos. Es raro. Tengo que estar en silencio, en absoluto silencio, mientras mis palabras quieren estallar en medio de todo, y gritar, si es posible. Ahora sí que las mariposas están secuestradas. Pese a que no duele, es una sensación extrañamente indiscutible, que no quisiera, que preferiría obviar. En medio de todo, está él, un muro que coexiste, mientras el número mágico vuelve hacer de las suyas. Tres, y sobra uno, para lástima mía, o nuestra, o de nadie, sobra uno.

Ella va y viene y revolotea, por muchos minutos, por unos cuantos días, y tendrá que seguir yendo y viniendo, en silencio, por unos indefinibles días, incluso sin saber si el camino tiene final, y un final feliz. Feliz es una palabra como cualquiera, diría david. Feliz es una palabra por costumbre de los finales, diría Mónica. Feliz es lo que quiere Camila con su final, para que le entiendan.

2 comentarios:

Chocolitto dijo...

Es hermoso, pienso que la puntución daña lo poético, tratá de disponerlo en verso aver qué pasa, quizá funcione.
Me gustaría, si vos lo permitís, volver a ponerle puntos y coomas a este texto. Digamos, claro, a mi manera, para ver como suena. Si vos querés podés hacer lo mismo con alguno mío, pero quisiera comenzar yo. Dame respuesta y lo hago.

Chocolitto dijo...

Ella va, y viene, y revolotea por unos cuantos minutos mientras me pone una carita indiscutible, a manera de secreto, que solo ambos entendemos. Es raro: tengo que estar en silencio, en absoluto silencio mientras mis palabras quieren estallar en medio de todo y gritar —si es posible—. Ahora sí que las mariposas están secuestradas. Pese a que no duele, es una sensación extrañamente indiscutible que no quisiera; que preferiría obviar. En medio de todo está él, un muro que coexiste mientras el número mágico vuelve hacer de las suyas. Tres, y sobra uno, para lástima mía o nuestra o de nadie. Sobra uno.

Ella va, y viene, y revolotea por muchos minutos, por unos cuantos días. Y tendrá que seguir yendo y viniendo en silencio, por unos indefinibles días, incluso sin saber si el camino tiene final, y un final feliz. Feliz es una palabra como cualquiera, diría david. Feliz es una palabra, por costumbre, de los finales, diría Mónica. Feliz es lo que quiere Camila con su final, para que le entiendan.